La cuarta película de Sean Penn como director está basada en el libro homónimo de Jon Krakauer de 1996, ambos cuentan la historia real del joven Chris McCandless, también conocido como Alex Supertramp (Super vagabundo).

McCandless recién graduado, decide un buen día donar todos sus ahorros de $24,000 dólares, dejar todas sus pertenencias y embarcarse en una odisea a Alaska con la idea de vivir exclusivamente de lo que la tierra nos da.

Esta película de estilo road movie tiene un guión muy bien escrito y una banda sonora excepcional, obra de Eddie Vedder, cantante de Pearl Jam (trabajo que le valió un Globo de Oro). El rodaje de la película en su mayoría fue en exteriores naturales, situación que el director de fotografía Eric Gautier (fotógrafo de Diarios de Motocicleta) no desaprovechó y plasmó la belleza paisajistica de los lugares recorridos por Chris; pero la mención honorífica es sin duda para la actuación, sobre todo la de Emile Hirsch quien al final de la película intercambia diálogos con Hal Holbrook, ambos son capaces de proyectar en unos cuantos segundos una ternura que a muchos podría provocar un río de lágrimas.

Durante varios momentos de la película se pueden escuchar y ver las frases originales que Chris escribió en su pequeña bitácora de viaje, frases con un alto sentido filosófico y que invitan a la reflexión, la última de ellas encontrada en el autobús mágico como a el le gustaba llamar lo que fue su hogar durante algunos meses.

Pero eso sí, tengo un reclamo de esta biopic; la estructura narrativa de Penn nos situa en Alaska y de ahi da brincos temporales que para quien no les guste esto, puede llegar a ser un dolor de cabeza e incluso perderte por momentos.

Una película que te deja con las ganas de hacer un viaje personal y retrospectivo para admirar esas cosas simples pero bellas, quizás no tan extremo como el de Chris pero si con la misma valentía y el coraje. Como lo habría escrito el mismisimo Súper Vagabundo: "La libertad y la simple belleza son demasiado buenas para dejarlas pasar."